Cuando vamos a una entrevista de trabajo, procuramos cuidar nuestra presencia con esmero. Dependiendo del tipo de empresa y de nuestro look habitual, este cuidado de nuestra presencia, puede consistir, simplemente en ponernos las ropas más adecuadas y limpias, arreglarnos bien el pelo y no presentar un aspecto descuidado, o un cambio más profundo en el que nos quitaremos las rastas y los piercings, trataremos de esconder los tatuajes y presentar una apariencia acorde con el puesto que solicitamos y el tipo de entidad.
Hasta Melendi ha cambiado su imagen de una forma radical y ésto no se debe tan sólo a su gusto estético personal, sino, a unos objetivos profesionales que cambian al variar el target de su público objetivo.
Nuestra imagen, ese primer impacto visual, supone el 87 % del éxito ya que esta impresión, se establece, según los estudios de Damasio y Goleman, directamente desde la denominada inteligencia emocional, que reside en la amígdala cerebral de nuestro cerebro y en la que vive una especie de memoria sensitiva histórica, que nos pone en contacto directo con el instinto y que no se diferencia en nada de la animal; estableciendo una relación directa entre las imágenes, no solo visuales sino sensoriales de todo tipo, y nuestras emociones y sentimientos, de la que se concluye, inequívocamente, una impresión positiva o negativa.
Sólo cuando esta impresión no se define con exactitud, es meliflua por alguna razón y nos da una impresión falsa o pobre, se genera la duda emocional y el proceso racional comienza su trabajo, superponiéndose a la indeterminación de esta amígdala cerebral.
Da un poco de miedo pensar que, nuestra imagen está analizada por una amígdala, ¿verdad? Es casi como sentirse observado por un marciano verde. Si percibes esa impresión desagradable, es porque tu inteligencia emocional, está analizando el texto y no tu plano racional que suele necesitar una segunda lectura, reflexiva y sesuda, que le aísle de ese plano sensitivo, que es en lo que se basa siempre la primera ante cualquier texto; la impresión que nos da para seguir leyendo y profundizar en él.
La importancia de la imagen corporativa
Si este es el mecanismo de decisión humano, ¿qué lo hace diferente en la empresa? Tu empresa o tu negocio, está compuesto de un equipo humano que le imprime su personalidad y constituye su cerebro de una forma colectiva. Las ideas de este equipo, sus sentimientos, carácter y pensamientos, determinan su personalidad que, a su vez, se adaptará perfectamente al target o perfil del público objetivo que pretende alcanzar.
La perfecta adecuación de la identidad corporativa a una imagen que la representa y define, sincroniza su proyección exterior con la percepción sensorial de su público objetivo, estableciendo una relación directa que supone que, a una mayor adecuación se corresponde un mayor alcance y penetración en el mercado.
La importancia del logotipo y la imagen sensorial
Si has leído bien hasta ahora, habrás comenzado a entender por qué no vale poner nuestra imagen corporativa, en manos de ese amigo que dibuja bien y tiene grandes ideas o de ese servicio online que, además de hacernos unas tarjetas baratísimas nos regala el diseño del logo.
Eso es como pretender destacar y causar buena impresión en un evento social, poniéndonos el primer trapillo que encontremos en los saldos de unos grandes almacenes o, encargar nuestro vestido de boda a ese amigo que se le da bien coser botones y zurcir calcetines.
Es necesaria una agencia de diseño profesional que entienda profundamente, todo este complejo mundo de la comunicación sensorial y que, además, se tome tu trabajo con la seriedad de aplicar todo ese conocimiento, para una creación única y perfecta que incorpore los suficientes elementos diferenciadores, que hagan de tu empresa algo único y con una personalidad arrolladora, inconfundible y directamente perceptible por tu público.
Pero cuando hablamos de diseño de imagen, no debemos hoy quedarnos en la simbología gráfica.
Las nuevas tecnologías y los nuevos campos de externalización y proyección, incorporan la posibilidad de múltiples elementos sensoriales que, inciden en la percepción de nuestra identidad exclusiva.
Volviendo a la entrevista, no sólo nos vestimos bien, imagen visual, sino que, nos perfumamos, imagen olfativa, estudiamos nuestro primer acercamiento con un apretón de manos, imagen táctil, usamos un tono pausado y agradable, imagen auditiva, si podemos ofrecemos un caramelo a nuestro anfitrión, imagen gustativa, y expresamos nuestras ideas de forma prudente, sentido común.
La imagen de nuestra empresa, aun teniendo como base el logotipo, al ser el hombre un ser eminentemente visual, incorpora hoy todos estos elementos que inciden, de una forma directa o subliminal, en el reforzamiento del proceso de decisión emocional.
Se diseñan aromas específicos y exclusivos para la ambientación de superficies comerciales, elegimos una discoteca por el tipo de música y establecemos en nuestras sedes, una música ambiental acorde a los gustos de nuestro target, y los productos incorporan en su diseño un tacto característico y agradable.
Todo un mundo de sensaciones que, desde aquí, te invitamos a descubrir de nuestra mano.
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